SEGURO NO APARECE EN "CAMINOS DIOCESANOS"

EN DEFENSA DE LA VERDAD Y EL BIEN
Sobre el “polémico” Te Deum de Malargüe
“[…] La Iglesia, que se avergüenza
de que tú la has defendido
y se disculpa y se humilla
por ganarse al enemigo,
ha convertido en pecado
tu Cruzada y tu martirio […]”.

José Luis Santiago: “Al pueblo español”




Dada la difusión masiva que tuvo la intervención del Padre Jorge (“Pato”) Gómez en el Te Deum del 9 de julio, en Malargüe, como también la reacción del mundo y la actitud de cierto sector de la Iglesia, trataré de esbozar unas breves y simples reflexiones:
1°) Ante todo, quiero felicitar y agradecer al Padre Jorge Gómez por su testimonio sacerdotal y su valentía en defensa de la familia y de las verdades perennes del Evangelio, verdades conculcadas por “este mundo tenebroso” (Ef. 6, 12).
2°) Aunque su expresión “levantarnos en armas” no haya sido la más afortunada, quienes lo conocemos sabemos que no se trató de un llamamiento a la “lucha armada”, sino del justo proceder de un pastor cabal que “grita frente a la presencia del lobo”. Fue lo suyo un querer despertar a tantas conciencias anestesiadas.
3°) Dicho sea de paso, es bueno recordar que, con sus debidas condiciones, el levantamiento armado jamás ha sido condenado por la Iglesia; más aún, su historia está jalonada por infinidad de ejemplos de hombres, mujeres y niños que empuñaron las armas en defensa de la fe y la verdad. Asimismo, que es Cristo en persona el que dijo: “Al que escandalice a unos de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que le ataran una piedra de molino al cuello y lo arrojaran al fondo del mar” (Mt. 18, 6).
4°) La grave inmoralidad perpetrada contra los alumnos de Malargüe fue de tal magnitud, que es lícito preguntarnos si más que un alzamiento en armas o una piedra de molino atada al cuello, sus promotores y artífices no merecerían aquella lluvia de fuego con que el mismo Dios exterminara a los corrompidos sodomitas del Antiguo Testamento.
5°) Repudiamos la vituperable declaración ante los medios, del vocero episcopal de San Rafael, el Pbro. José Antonio Álvarez, quien en lugar de defender la verdad, se colocó del lado de aquella multitud que condenó a Cristo. Para congraciarse con los enemigos de Dios y de la Patria, no trepidó en descalificar con bajeza al Padre Jorge Gómez, apelando, para ello, nada menos que a la “doctrina de la Iglesia” (remitimos al punto 3° de estas consideraciones). Y nada dijo de lo más importante que el sacerdote malargüino expresó en el Te Deum: Que lo sucedido había sido “¡una ofensa a Dios!”.
6°) Desgraciadamente estamos tan acostumbrados al mutismo y la defección de tantos pastores, a su lenguaje equívoco, a su mensaje medroso, a su connivencia con los “poderosos”, que la viril reacción de un varón de Cristo, resulta insolente y escandalosa para ellos y para quienes quieren agradar al mundo.
7°) No es extraño, pues, que ante la apostasía que se ha instalado en un importante sector de la jerarquía de la Iglesia, ésta reprenda y sancione a quien “prefiere la verdad en soledad que el error en compañía”, como pedía Santa Teresa de Jesús.
Pidamos a María Santísima que fortalezca al Padre Jorge Gómez; pidamos que su ejemplo sea un fuerte estímulo para que muchos salgan de su apocamiento; pidámosle que Dios les otorgue la gracia de la conversión a los extraviados y “confunda a sus enemigos”; finalmente, pidámosle, como los mejores españoles:
“¡Ay, Virgencita, que luces/ojos de dulces miradas,/que vieron pasar espadas/que dieron paso a las cruces:/mira tus tierras amadas,/y si hoy derrumban las cruces,/brillen de nuevo las luces/del filo de las espadas!”.
Padre Luis Esteban Murri. Julio de 2017. La Pampa, Argentina.
-A.M.D.G.-

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