Si no se permitiera la comunión en la mano, el "Sacrilegio de Manila" en la Santa Misa oficiada por el Santo Padre, no hubiera ocurrido. Les publicamos tres links esclarecedores sobre lo que sucedió y cómo se debería haber actuado.
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Video distribuyendo la Sagrada Eucaristía
Palabras de Mons. Schneider sobre la importancia de la Eucaristía.
"¿En qué lugar piensa Usted que se debe poner el Santo Sacramento en la iglesia que lo abriga?
-El Sagrario contiene la Presencia Real del Cuerpo y de la Sangre de nuestro Dios Encarnado, con su alma humana y con la plenitud de su divinidad. En ninguna otra parte, por todo el universo visible, nuestro Dios está tan real y tan cercano a nosotros, con su infinito fuego de Amor redentor, como en el Sagrario. El Sagrario es más que la Zarza ardiendo, es más que el templo de Salomón. El Tabernáculo es ya una Presencia misteriosa de la Jerusalén celestial, con el Cordero inmolado puesto en el centro de la misma ciudad celeste. Por tanto, lo lógico e incluso imperativamente necesario desde el punto de vista d la Fe católica, es colocar a Cristo Eucarístico, es decir, a nuestro Cordero inmolado y vivo presente en el Sagrario, en el centro de nuestras iglesias.
Usted asegura que volver a la comunión de rodillas y en la boca traerá un muy numero de gracias a la Iglesia militante. Pero ¿qué propone usted para generalizar este retorno: la supresión del indulto, ya antiguo (1969), que autorizaba la Comunión en la mano? ¿Qué entiende usted por “norma litúrgica a instaurar para la abolición de la Comunión en la mano?
-Es necesario, seguramente, proceder por etapas. Entre los fieles que reciben la santa Comunión en la mano, la mayor parte lo hacen de total buena fe. Unos obran por docilidad, por obediencia, porque el párroco o incluso el obispo lo han aconsejado o impuesto. Sin embargo, probablemente hay también gentes que comulgan así porque no creen en la Presencia Real. Por último, somos conscientes de que algunas personas comulgan en la mano con una Fe y una devoción profundas y están movidos por preferencias subjetivas, olvidando desgraciadamente las malas consecuencias objetivas de esta praxis litúrgica.
Sería necesario en primerísimo lugar, dar frecuentemente a los niños y a los adultos una catequesis y una predicación integras y precisas sobre la Eucaristía, especialmente sobre la grandeza y la sublimidad de la santa comunión. Luego, habría que explicar concretamente los peligros reales y frecuentes respecto a la pérdida y el robo de las partículas eucarísticas, poniendo en evidencia sobre todo el hecho horrible de que Nuestro Señor, presente en la santa Eucaristía, en numerosas iglesias, es pisoteado por los fieles. Después es preciso informar a los fieles de que la Comunión en la mano es una excepción a la ley litúrgica, un indulto, insistiendo al mismo tiempo sobre el hecho de que la Comunión en la boca y de rodillas es la norma. Esto exige lógicamente poner un reclinatorio, un banco para la comunión o, mejor aún, una balaustrada a disposición de los fieles, para no discriminar a los que tienen el derecho de recibir la santa Comunión en la boca y de rodillas
Otra medida útil sería que el obispo diocesano publicase una carta pastoral específica sobre la Eucaristía y la santa Comunión, invitando a los fieles, vivamente y de manera argumentada, a recibir al Señor Eucarístico en la boca y de rodillas. La Santa Sede debería hacer lo mismo de cara a todos los obispos y de todas las diócesis del mundo. El último paso en este proceso sería la prohibición formal de la práctica de la Comunión en la mano".



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