Enrique P. Osés. Discursos y textos
CAPIZZANO, HERNÁN M.
(Compilador),
Memoria y Archivo, Buenos
Aires, 2014, 117 págs.
El Profesor Hernán Martín Capizzano ha reunido en este
trabajo variados textos y discursos del dirigente nacionalista Enrique Pedro
Osés. Estos, de más está decirlo, son de un gran valor histórico. Enrique Osés
es para muchos un desconocido.
Resultan muy interesantes los tópicos aquí presentados.
Debido a la vigencia de muchos, traemos tres, a modo de ejemplo.
La doctrina nefasta
del liberalismo. Parte
del discurso que debía pronunciar en Rosario, a fines de diciembre de 1934,
pero que fue impedido por orden del
Partido Demócrata Progresista: “postula
la libertad sin limitaciones, el derecho sin reatos. La libertad que no
reconoce un antecedente del hombre, cuyo libre albedrio está sometido a leyes
que le son anteriores y están fuera de su órbita; y el derecho mío, que
reconoce no el derecho de los demás según la fórmula clásica liberal, sino el
derecho de Dios, anterior también a toda justicia humana. Sobre estos dos
pivotes, libertad y derecho, el liberalismo creó, fundamentó, consolidó, la
gran esclavitud, la enorme servidumbre del hombre. Hizo del hombre un ser
díscolo y miserable. Díscolo porque le cortó, al mentirle que le libertaba, su
unión con el Creador, a cuyo servicio debe estar; y miserable porque le cerró todo ámbito sobrenatural al decirle
que su vida concluía con la carne. No es preciso insistir sobre la desolación
que genera el liberalismo” (p. 35). ¡Cuánta actualidad que guardan estas
palabras!
Del discurso que pronunció el 16 de septiembre de 1940 y que
lo titula ¡Qué imbéciles
pluscuamperfectos!, tomamos estas palabras: verdad y lucha. “Luchamos por
los que vienen detrás nuestro, pisándonos los talones, acicateándonos cuando
desfallecemos, porque de veras es terrible la batalla y es más cómodo echarse
panza al sol que meterle duro y parejo
en la picada. Luchamos entre el dicterio y la burla, entre la calumnia babosa y
la indiferencia miserable. Luchamos para que un día cercano ya, esta patria
nuestra que hay que querer como a una mujer y venerar como a una madre, sea la
Patria libre de nuestros hijos libres”. Señalemos que este discurso fue
pronunciado en el acto organizado por nacionalistas de su entorno para ser homenajeado luego de casi un mes de prisión.
Había sido acusado por desacato pero finalmente fue absuelto.
Sobre la revisión de
la historia, nos dice: “Una máquina
marcha mal si sus diversos engranajes no
coordinan. Una rueda dentada tiene que encajar perfectamente en otra rueda
dentada para que el mecanismo funcione. A la Patria nuestra le sucedió lo
siguiente: la rueda dentada de la enseñanza oficial de la historia no encajaba
en la rueda dentada de la verdad histórica que ya había encontrado el
Nacionalismo. Pero una vez que apenas un diente de la rueda nacionalista
encastró en la verdad histórica, el mecanismo todo de la Patria, comenzó a
girar armoniosamente” (p. 112). Este fragmento del artículo “Y tan alta vida espero” fue publicado
en el periódico Alianza, en 1947.
Felicitamos nuevamente al Profesor e Historiador Hernán Martín
Capizzano por esta meritoria compilación que ha realizado, pues resulta un
verdadero aporte para poder ahondar en el estudio del nacionalismo argentino entre
los años 1932 a 1945; y lo instamos desde estas páginas para que siga
batallando, como lo viene haciendo, en pos de la Verdad histórica.

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