Recordarán
todos el ataque que sufrió en la Argentina el histórico templo de San Ignacio
de la ciudad de Buenos Aires, el pasado año 2013, por un grupo de alumnos que
había tomado el Colegio Nacional. Se trata del templo más antiguo de la ciudad,
que además es patrimonio histórico y cultural, pero por sobre toda otra
consideración es uno de los lugares en que nuestro Señor Jesucristo está
presente “real y sustancialmente” en el Sagrario.
Lo
que sucedió allí fue muy grave. Mucho más grave de lo que dijeron los medios. Los
atacantes fueron alrededor de 30 jóvenes de una agrupación anarquista. Además
de los destrozos e incendio (en realidad parece que querían crear un incendio
mayúsculo pero no lograron concretarlo), lo más grave fue la profanación del
altar: orinaron, defecaron, vomitaron y tuvieron relaciones sexuales en el
altar símbolo de Nuestro Señor Jesucristo. Esto sucedió en setiembre de 2013. A
siete meses de los acontecimientos, por supuesto, que no se conoce que nadie
haya sido declarado culpable por este gravísimo ataque.
Lo
que es aún peor, lo sucedido en la Iglesia de San Ignacio no fue algo aislado
sino más bien parte de un plan: 24/09 profanación en San Ignacio, 26/09 intento de ataque
en Catedral de La Plata, 27/09 intento de ataque en Catedral de Buenos Aires,
29/10 profanación en Catedral de Mar del Plata y si a ello
sumamos los acontecimientos que anualmente se producen en cada ciudad donde se
realizan los Encuentros de Mujeres Autoconvocadas[1],
usualmente en octubre, aunque el pasado año fue en noviembre, la cantidad de
ataques en la Argentina para un lapso de apenas 7 meses, es estremecedora.
En estos últimos días, se ha sumado la decisión del Tribunal que entiende acerca del Juicio de “Lesa Humanidad” que se desarrolla en Jujuy.
Los periódicos han
dejado conocer la noticia de que en medio del juicio por delitos de lesa
humanidad cometidos durante la última dictadura militar y que se desarrolla en
la provincia de Jujuy, los jueces del Tribunal Oral Federal ordenaron,
descolgar el crucifijo que estaba a sus espaldas. La decisión fue
adoptada por un pedido de las víctimas, que se remonta a un planteo del
entonces abogado querellante Juan Manuel Sivila, en el primer juicio por
delitos de lesa humanidad en Jujuy, en 2013.
“Tan insidiosamente
el terror habita todas nuestras prácticas cotidianas, que inclusive aquí hemos
llevado adelante todas estas audiencias bajo el signo de la tortura, me refiero
a la imagen de esa persona torturada, allí arriba del estrado”, dijo Sivila en
relación a la cruz colgada. Por esta razón el Tribunal ordenó que se descolgara
el crucifijo “signo de la tortura”.
Ante
todo esto, nos parece que vale la pena mirar de manera global estos
acontecimientos y no como episodios aislados. A tal fin sintetizamos dos
artículos uno aparecido recientemente en el periódico Corrispondenza Romana en el mes de abril[2], el otro
reproducido en AICA (Agencia Informativa
Católica Argentina) en diciembre del
año 2013[3].
“Ahora
se dispone de datos, y son cada vez más alarmantes. El odio hacia todo lo que está afectando a los
símbolos cristianos, lugares, costumbres del cristianismo”, afirma David Greco. No
se trata sólo de los conceptos, puntos de vista o algo que puede parecer vago,
sino acciones concretas que afectan físicamente y con creciente frecuencia.Hace
unos días, el importante Observatorio de Viena sobre la Intolerancia y la
Discriminación contra los cristianos en Europa ha publicado un informe de 170 páginas de los actos de
odio hacia el cristianismo. Un total de 158 casos registrados, casi
uno cada dos días, se produjo en toda Europa, especialmente en Francia,
Alemania, España, Italia, pero también en Austria, Reino Unido,
Polonia. El número es cada vez mayor, en todas partes, de una manera
impresionante.
“Ahora
se dispone de datos, y son cada vez más alarmantes. El odio hacia todo lo que está afectando a los
símbolos cristianos, lugares, costumbres del cristianismo”, afirma David Greco. No
se trata sólo de los conceptos, puntos de vista o algo que puede parecer vago,
sino acciones concretas que afectan físicamente y con creciente frecuencia.Hace
unos días, el importante Observatorio de Viena sobre la Intolerancia y la
Discriminación contra los cristianos en Europa ha publicado un informe de 170 páginas de los actos de
odio hacia el cristianismo. Un total de 158 casos registrados, casi
uno cada dos días, se produjo en toda Europa, especialmente en Francia,
Alemania, España, Italia, pero también en Austria, Reino Unido,
Polonia. El número es cada vez mayor, en todas partes, de una manera
impresionante.
Italia
es uno de los lugares donde se registró el mayor número de incidentes en 2013: más
de una cuarta parte de los reportados, cerca de 40. Los hechos reportados van
desde tentativas de incendio de iglesias, vandalismo, ataques por escrito y
daños materiales, hasta rituales satánicos que tuvieron lugar fuera o dentro de los lugares de culto. En dicho informe se pueden
encontrar desde evangelios quemados al robo de hostias con una impronta evidentemente
anticristiana, desde profanaciones hasta represalias contra estatuas sagradas o contra los crucifijos.
Aclara
la nota que de la extensa enumeración del Observatorio de Viena se han excluido
los casos de agresiones personales, de discriminación basada en la religión, de
ataques por medio de la parodia o sátira, o estrategias ideológicas construidas
para debilitar el punto de vista cristiano o católico. “De lo contrario
–afirma Greco– la lista sería muy larga e incluiría todos esos movimientos, que
más o menos explícitamente (ahora cada vez más evidentemente) intentan
descalificar el modelo cultural compartido desde siempre en los valores
cristianos”[4].
Se lamenta el autor de que este tema no ha concitado
la atención de la prensa nacional (italiana), que subestima estos eventos, o los
excluye porque no los considera interesantes. Y por eso concluye: “Tal vez esto
se deba a que el fenómeno nunca es analizado en el marco de la escala global, sino
que se los presenta como eventos esporádicos. En su lugar, tenemos que
seguir hablando de esto. Porque es una verdadera emergencia. Entre
tantas cosas que se anuncian como dramáticas e inminentes, como es el caso de la no verificable homofobia, hay casos que son silenciados, que
pasan en silencio o se ridiculizan como la Cristianofobia. Y esto hace que
sea aún más real, más dramático. ¿Por qué hablan de ello en unos pocos, si
casi nadie se ocupa?”
Hasta aquí lo expuesto en el
mencionado artículo de Corrispondenza
Romana, pero hay más información que es preciso conocer para justipreciar de
manera global este problema. Es la que diera a conocer la Agencia Informativa AICA
a fin del año 2013.
Las numerosas noticias de ataques
contra cristianos en diversas regiones del
mundo aún no han sido percibidas por la opinión pública mundial en su verdadera
dimensión, sostiene el periodista John Allen, analista especializado en
noticias sobre la Iglesia católica, quien publicó un libro que intenta llamar
la atención sobre “la historia más grande no contada en el siglo XXI: La Guerra Global contra los Cristianos”.
“No se necesita tener alguna convicción religiosa o interés confesional
para darse cuenta de que la defensa de los cristianos perseguidos merece ser la prioridad número uno
de la lucha por los Derechos Humanos en el mundo”, afirmó el autor, en una
entrevista concedida a la agencia CNA.De la misma manera como la persecución a los judíos disidentes en la Unión Soviética suscitó la preocupación mundial, o muchas personas se expresaron en contra del “apartheid” sudafricano en los años 80, Allen propone que hoy se reconozca que “los cristianos son el cuerpo religioso más perseguido en el planeta”.
Según explicó Allen en un artículo para el informativo británico The Spectator, muchas personas se preocupan por los hechos de violencia contra cristianos, pero estas noticias no se entienden si no se tiene en cuenta que son apenas pequeñas piezas de una situación mucho más grande y más grave.
Según informes de la Sociedad
Internacional para los Derechos Humanos, el 80 por ciento de todos los actos
discriminatorios motivados por la religión están dirigidos contra los cristianos. El autor cita estudios que
señalan actos de discriminación cometidos en 139 países desde 2006 a 2010.
Aclaremos que no estamos considerando aquí a los cristianos asesinados por ser
cristianos en los países que están en guerra en medio oriente. Sino los
cristianos perseguidos en el mundo supuestamente libre.

La persecución religiosa no sólo está muy extendida, sino que es marcadamente violenta. Según alertó Allen, unos 100 mil cristianos dieron su vida en “situación de testimonio” cada año durante la última década, de acuerdo con información de Centro de Estudio sobre la Cristiandad Global del Seminario Teológico Gordon-Conwell en Massachusetts.
“De ello resulta que 11 cristianos son asesinados cada hora en algún lugar del mundo, siete días a la semana y 365 días al año, por razones relacionadas con su fe”, denunció. “En efecto, el mundo está siendo testigo del surgimiento de toda una nueva generación de cristianos mártires”, agregó el autor.
El primer contacto de Allen con
esta realidad ocurrió en 2001, cuando cubría el viaje a Ucrania de Juan Pablo
II. Allí conoció a una pariente de un sacerdote católico de rito oriental, de
la Iglesia greco-católica ucrania, que había sido asesinado en un gulag (campo de
prisión) durante la era soviética. “Esa conversación me hizo dar cuenta de que
el martirio es un aspecto muy propio del panorama cristiano contemporáneo”, declaró a
CNA. Antes de eso, “como muchos católicos, cuando pensaba sobre el martirio, lo
consideraba un hecho de los primeros siglos de la Iglesia, los primeros
mártires cristianos bajo Nerón o
Diocleciano”.
En otros viajes sucesivos, Allen tuvo ocasión de conocer historias de persecución anticristiana y tomó conciencia de la escala y la dirección del problema. Para corregir esta falta de conocimiento sobre la dura realidad de los cristianos, el periodista se dio a la tarea de publicar el libro. Su objetivo era “poner fin al silencio sobre la persecución anticristiana y poner la cuestión sobre el mapa y sobre el tapete”.
Una de las denuncias de Allen es la variedad de orígenes de la persecución que incluyen los movimientos radicales islámicos, pero también hinduistas y de otras corrientes ideológicas, y que no se limita a hechos de violencia, sino que también encuentra resonantes expresiones de
discriminación en movimientos secularistas que pretenden disminuir la expresión religiosa, sobre todo católica, en Occidente.
Además de alertar e informar sobre esta realidad, John Allen busca generar una respuesta en sus lectores. “No quiero simplemente que las personas se den cuenta, deseo que hagan algo al respecto”, declaró.
El autor propone una “política amplia” de los gobiernos sobre este tema, al igual que decisiones que tengan en cuenta el cuadro general del problema, como la de evitar apoyar actores que fomentan la persecución, y sugirió acciones concretas, como las donaciones en favor de los refugiados cristianos y la ayuda material a quienes han tenido que huir de sus tierras a causa de la violencia anticristiana, como los actuales casos de Iraq y de los rebeldes sirios.
“No se sientan impotentes”, aconsejó Allen al final de la entrevista. “No sientan que esta es una tragedia sobre la que no podemos hacer nada, porque hay acciones que podemos realizar y es necesario y urgente que lo hagamos”, concluyó.
Los
Cristianos hoy son perseguidos en el Mundo, de múltiples maneras... Pero
además, nos quieren robar las mentes y corazones de nuestros hijos. ¡Van por
nuestros hijos! El primer día de mayo leo una entrevista al matrimonio de
músicos, Robert Lopez y Kristen Anderson, que han musicalizado la película de
Disney para niños Frozen. Pues la
entrevista ha levantado polvareda porque los músicos han explicado que para
trabajar en Disney "una de las cosas sobre las cuales hay que poner
atención son las cosas religiosas, y, en particular, la palabra de Dios".
En este sentido, López ha declarado: "Es una palabra que se puede decir,
en Disney, pero no se puede poner en la película"[5].
Conclusión
Se
usan falsas excusas con palabras políticamente “correctas” como
anti-discriminación y laicismo para imponer en el mundo la violencia y la
opresión sobre los cristianos.
¿Es
esto lo que queremos para nuestro pueblo.
Prof.
Andrea Greco de Álvarez
[1]
Son encuentros de mujeres con la finalidad
explícita de apoyar el aborto, el lobby gay, la ideología de género y que
siempre concluyen con una “marcha” y “pintadas” en la ciudad y la catedral de
la ciudad donde se realiza cada año.
[2]
David Greco, “Cristianofobia: Un nuevo
informe confirma la escalada en Europa”, en: Corrispondenza Romana, 16 de abril 2014.
[3] “La guerra global contra los cristianos,
ignorada por los medios”, en: AICA, 18 Diciembre 2013.
[4]
La recogida de datos ha ayudado a la página "NoCristianofobia.org"
que en casi un año y medio de actividad ha recaudado más de quinientas
noticias, además de haber construido un archivo de los episodios diarios tiene
cerca de dos mil páginas. Lo más importante sigue siendo la información.
Conocer, saber. Y este es precisamente el objetivo del Observatorio de Viena.
De hecho, el informe ha sido realizado para contribuir a la documentación que
será publicada por la OIDDH 17 de noviembre 2014 sobre los crímenes inspirados
en el odio. El
"Observatorio de Viena , dirigido por el dr. Gudrun
Kugler, siempre ha sido muy cuidadoso y preciso en registrar lo que sucede en
Europa, es
también confiable y serio, gracias al control preciso de cada fuente y evitando
el sensacionalismo fácil. El objetivo del sitio web es proporcionar a las
instituciones de la Unión Europea, la OSCE, el Consejo de Europa, a las
Naciones Unidas y de datos confiables sobre el fenómeno de la intolerancia y la
discriminación contra los cristianos en Europa. Si el Observatorio está
preocupado, es que hay una razón. Sin embargo, casi todos los episodios
registrados proceden de las revistas locales o la llamada "contra-información".


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