El Sínodo, la viña y
sus frutos
Prof. Andrea Greco de
Álvarez
«Jesús, con su Palabra, se dirige a los líderes de los sacerdotes y a
los ancianos del pueblo, es decir a los ‘sabios’, a la clase dirigente. A ellos,
de forma particular, Dios ha encomendado su ‘sueño’, es decir a su pueblo, para
que lo cultiven, lo cuiden, lo custodien de los animales salvajes». «Esta es la
tarea de los líderes del pueblo cultivar
la viña con libertad, creatividad y laboriosidad. Dice Jesús que aquellos
campesinos se adueñaron de la viña; por la avidez y soberbia, quieren
convertirla en lo que quieren», ha dicho el Papa Francisco en la Misa de
apertura del Sínodo de la Familia. Esperamos que realmente los príncipes de la
Iglesia busquen cultivar la viña y no adueñarse de ella.
Porque cada día más vemos como se
habla de la misericordia y de la caridad para actuar sin ellas, se habla del
diálogo para imponer el pensamiento único. Porque ¿qué diálogo verdadero puede
haber si el afamado Cardenal Kasper dice: “Yo
[he hablado] dos veces con el Santo Padre. He estado de acuerdo con él. Él
estuvo de acuerdo ¿Qué puede hacer un cardenal, que no esté con el Papa? (…)
Ellos saben que yo no hago de mí estas cosas. He concordado con el Papa, hablé
con él dos veces. Se ha mostrado contento. Ahora hacen esta polémica. Un
cardenal debe estar cerca del Papa, a su lado. Los Cardenales son cooperadores
del Papa”. (Il Mattino 18/09/14) Se refería así el Cardenal Kasper a los
Cardenales que habían escrito el libro “Permanecer
en la verdad de Cristo” que reafirma la enseñanza de la Iglesia con
respecto al matrimonio y la sagrada Comunión.
De estos dichos se lee que el diálogo sólo es para los que estén
previamente de acuerdo con lo dicho… por Kasper.
Encima, sabemos porque nos
informa Sandro Magister (Chiesa.espresso.repubblica.it ) que contrariamente a lo
que sucedió en el pasado, en el próximo sínodo ya no se distribuirán dos veces
al día los boletines en cinco idiomas con los resúmenes de todas las
intervenciones de los padres sinodales, redactados por ellos mismos.
Ni tampoco habrá sesiones
informativas en restringidos círculos lingüísticos para los periodistas
acreditados, por parte de observadores encargados de referir el desarrollo de
la discusión.
Será únicamente el director de la
sala de prensa vaticana, Federico Lombardi, con dos asistentes de lengua
inglesa y española, quien tendrá diariamente una sesión informativa con todo el
cuerpo de los periodistas acreditados.
Ha sido eliminado el aparato
técnico que se preparaba en la vigilia de cada sínodo para la publicación del
boletín en varios idiomas.
El riesgo, dice Magister, es que independientemente
de lo que verdaderamente suceda en el Sínodo a los medios lleguen “informaciones intencionalmente filtradas por
agentes interesados”.
Por otra parte, según nos informa
otro vaticanista Marco Tosatti (La Stampa), se les pidió a los participantes enviar
su intervención por escrito el 08 de septiembre 2014. Se indicaba cómo debía
ser preparada la intervención. Esto hace suponer que no habrá verdadero
diálogo.
Todas estas cosas llevan a
Fernández de la Cigoña (La Cigüeña de la Torre) bajo el título “Un sínodo a puerta cerrada”, a
comentar: “El ocultismo ha vuelto al
Vaticano con este Papa que de boquilla parece sostener todo lo contrario. ¿Por
qué ese temor a la luz? Muy preocupante”.
La respuesta está en la Sagrada
Escritura y las lecturas de hoy (5 de octubre, del Novus Ordo Misae) son más que
claras:
Termina el Evangelio de hoy: “Esto es obra del Señor y es un prodigio
admirable. Por esta razón les digo a ustedes que les será quitado el Reino de
Dios y se le dará a un pueblo que produzca sus frutos” (Mt 21, 43) y unas
líneas antes dice: “'A mi hijo lo
respetarán'. Pero cuando los viñadores lo vieron, se dijeron unos a otros:
'Este es el heredero. Vamos a matarlo y nos quedaremos con su herencia'”.
(Mt 21, 40)
La segunda lectura dice: “hermanos, aprecien todo lo que es verdadero
y noble, cuánto hay de justo y puro, todo lo que es amable y honroso, todo lo
que sea virtud y merezca elogio. Pongan por obra cuanto han aprendido y
recibido de mí, todo lo que yo he dicho y me han visto hacer; y el Dios de la
paz estará con ustedes”. (Fil. 4, 8-9)
Hemos rezado en el Salmo 79: “Señor, ¿por qué has derribado su cerca, de
modo que puedan saquear tu viña los que pasan, pisotearla los animales
salvajes, y las bestias del campo destrozarla? Señor, Dios de los Ejércitos,
vuelve tus ojos, mira tu viña y visítala; protege la cepa plantada por tu mano,
el renuevo que Tú mismo cultivaste”.
La primera lectura dice: “El Señor esperaba de ellos que obraran
rectamente y ellos, en cambio cometieron iniquidades” (Is. 5, 7)
En la epístola de hoy (según el
Vetus Ordo), San Pablo exhorta: “que procedáis
dignamente en la vocación a que habéis sido llamados” (Ef 4, 1) y más
adelante “Uno es el Señor, una la fe, uno
el bautismo” (Ef 4, 5).
Y el introito expresa: “Bienaventurados los limpios en sus caminos,
los que andan en la ley del Señor” (Sal 118) lo que se complementa con el
Evangelio, “¿cuál es el mayor de los
mandamientos de la Ley? Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda
tu alma y con toda tu mente” (Mt 22, 35). Los designios de Dios están
primero, sus palabras y su ley; sólo en Él se funda la caridad y “se encierra toda la Ley y los Profetas”.
No hay nada casual. La
Providencia Divina es quien ha elegido estas lecturas para meditación de los cristianos
justamente cuando se inicia el Sínodo de la Familia.
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