Nos enseñaba el P. Alberto Ezcurra el valor de
la defensa de la verdad acompañada del testimonio de la vida, esto vale
para el sacerdote, el maestro o profesor, el laico joven o viejo,
adulto o adolescente:
"Cuando uno predica, lo dicen los
mejores autores en el tema de predicación, de oratoria, una de las
cosas que dicen es que cuando uno predica tiene que darse, cuenta que
primero se predica para él mismo. Y entonces tratar de hacer su vida
conforme con aquello que predica. Es el escándalo. Esta Iglesia que es
santa porque es la Iglesia de Cristo, pero que encierra también en su
seno no solamente a santos, sino también a pecadores. ¡El bien que puede
hacer un sacerdote santo y el mal que puede hacer un sacerdote que no
es coherente con aquello que predica!
Es cierto que muchas veces la gracia de Dios puede pasar a través de un sacerdote pecador; es cierto que un sacerdote pecador puede comunicar la gracia como un instrumento aunque él se manche cada vez más en eso. Pero qué importancia que tiene que no solamente anuncie con su palabra el Evangelio, sino que lo muestre con su vida, que es el testimonio de los santos.
Qué importancia que tiene el tratar de ser coherentes en esto. Por nosotros mismos. Porque en primer lugar está aquello que dice que "el que no vive como piensa, termina pensando como vive". Si uno empieza a aflojar, a transar, a cambiar, termina cambiando su manera de pensar.
¿Por qué se cae la fe? Muchas veces la fe se derrumba en una persona, no tanto por un argumento intelectual, sino porque empieza a vivir de una manera que no está de acuerdo con la fe. Entonces, poco a poco, la fe empieza a molestar. La fe es como un reproche, la fe es como un argumento. La fe le está diciendo: no estás bien, eso no está bien. Y entonces la fe le molesta, Dios le molesta y termina perdiendo la fe. ¿Para qué? Para poder vivir tranquilo en el error, en la mentira o en el pecado".
Es cierto que muchas veces la gracia de Dios puede pasar a través de un sacerdote pecador; es cierto que un sacerdote pecador puede comunicar la gracia como un instrumento aunque él se manche cada vez más en eso. Pero qué importancia que tiene que no solamente anuncie con su palabra el Evangelio, sino que lo muestre con su vida, que es el testimonio de los santos.
Qué importancia que tiene el tratar de ser coherentes en esto. Por nosotros mismos. Porque en primer lugar está aquello que dice que "el que no vive como piensa, termina pensando como vive". Si uno empieza a aflojar, a transar, a cambiar, termina cambiando su manera de pensar.
¿Por qué se cae la fe? Muchas veces la fe se derrumba en una persona, no tanto por un argumento intelectual, sino porque empieza a vivir de una manera que no está de acuerdo con la fe. Entonces, poco a poco, la fe empieza a molestar. La fe es como un reproche, la fe es como un argumento. La fe le está diciendo: no estás bien, eso no está bien. Y entonces la fe le molesta, Dios le molesta y termina perdiendo la fe. ¿Para qué? Para poder vivir tranquilo en el error, en la mentira o en el pecado".
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