Discurso Marcha por la vida[1]
Para empezar quisiera contar tres noticias que he conocido recientemente.
Primera: Hace pocos días estábamos atentos al Mundial de Brasil, y justamente aprovechando el evento los partidarios de la cultura de la muerte lanzaban la Campaña “Paremos la pelota”, consistente en una serie de afiches y posters difundidos en redes sociales y ciudades de Brasil.
En uno de esos afiches aparece una pelota detenida cerca del círculo central con la inscripción “Durante ‘Brasil 2014’ 3534 mujeres abortarán en nuestro país de forma clandestina e insegura. Legalizar el aborto es una deuda de la democracia”. Supuesto que ese número fuera real es la confesión escandalosa e insensible de la pena de muerte aceptada para 3534 niños, 3534 criaturas indefensas asesinadas en un mes. ¡¿Es posible que esta gente haga campaña del asesinato con total impunidad y descaro?!

Segunda: Leo en estos días que una filial de la mayor organización pro-aborto en el mundo, la  norteamericana: "Planned Parenthood" ha dado un premio a una clínica abortista llamada "Aurora" del Estado de Colorado. Le han dado un certificado que dice que la clínica ha ganado este reconocimiento en virtud: "de haber superado las visitas de aborto en el primer semestre de 2013 en comparación con el mismo periodo de 2012". O sea es un premio, como se dice en las empresas, para felicitar por la productividad, en este caso la productividad de muerte: “Señores ustedes han matado en 2013 mucho más que en 2012 y por eso les damos este certificado”. 

Tercera: El 15 de julio, el ministro irlandés de Justicia, Frances Fitzgerald, ha sido objeto de una acusación dura por el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en Ginebra, a causa de la ley del aborto en Irlanda, culpando a ese país de violar el derecho internacional de los derechos humanos.
La ley actual, en Irlanda tiende a  la protección de la vida durante el embarazo. Esta Ley, en vigor desde julio de 2013, de hecho, permite el aborto, pero con una serie de restricciones: sólo es posible cuando la vida de la madre está en peligro o cuando hay riesgo de suicidio. Pero aún con estos requisitos además es necesario que la opinión unánime de tres médicos. En todos los demás casos, el aborto es ilegal. Bueno, el tema es que en el  Consejo de Derechos Humanos están debatiendo el "caso Irlanda", porque considera que con esa legislación se sigue criminalizando las mujeres embarazadas que no tengan acceso al aborto.

Hasta aquí tres noticias sobre el mundo actual que estremecen. Si nuestros bisabuelos abrieran los ojos y vieran este espectáculo no podrían creer que es cierto. Parece una película de terror y de mal gusto, una pesadilla. Una cuestión clave para entender estos últimos 50 años es el resultado de la 2da Guerra Mundial y el mundo que surge como consecuencia de ella. El surgimiento de un Nuevo Orden Mundial polarizado entre el Liberalismo y el Comunismo. En Occidente el papel hegemónico del poder liberal como así también las ilusiones, a partir de los ’60 de la construcción de un socialismo humanizado. Tanto en el campo liberal como en el socialista prendieron las ideas de la “liberación” femenina. ¿Liberación de qué? Del rol principalísimo de la mujer como esposa y madre. Liberación de la maternidad, liberación de la ternura, liberación de su lugar y su papel exclusivo, que nadie podría reemplazar.
Incluso dentro de la Iglesia penetró esta distorsión. Las ideas católicas modernistas, mezcladas con el Mayo francés y revolución sexual (con la expansión en los ’60 de la píldora anticonceptiva), hizo que el virus que venía incubándose desde las épocas de San Pío X, explotara en las “mismas venas de la Iglesia”, al decir de este Papa Santo que tanto luchó contra el modernismo y produjera la “autodemolición” de la Iglesia como expresara años más tarde el Papa Pablo VI. Esto fue denunciado entre nosotros por Carlos Alberto Sacheri en su obra “La Iglesia clandestina” –por la cual lo asesinó la guerrilla marxista hace cuarenta años. En esta obra Sacheri denunciaba a esa Iglesia Clandestina y especificaba claramente “La finalidad no es otra que la de adaptar la Iglesia al mundo, lisa y llanamente, en vez de intentar convertir y salvar al mundo”. En esa adaptación al mundo entraba el feminismo, entraba la mentalidad anticoncepcionista, entraba el ascenso desquiciado de la mujer dentro de las mismas estructuras eclesiales.  
¿Cómo es posible que todos estos errores se hayan difundido así? Esto es porque una de las características de nuestra época es la de imponer las cosas por medio de un poder light, un poder débil que puede ser más efectivo que el poder fuerte. Federico Mihura Seeber pone un ejemplo de esto: “una delegación de empresarios chinos estaba invitada a un asado, en Buenos Aires, en la casa de una familia numerosa. Parece ser que las empresarias chinas se peleaban entre sí por llegar a abrazar y besar a los bebes del matrimonio anfitrión: en China la procreación les estaba vedada. Estaba vedada por un poder fuerte, que no había conseguido, sin embargo, extirpar en ellas el instinto materno. Pensé para mí: ¿... Y nuestras mujeres occidentales, las del mundo libre y no-coactivo? A estás, en cambio, el instinto femenino les ha sido extirpado. No con cirugías ni con amenazas, no: haciéndolas pensar contra su naturaleza y contra sí mismas. Fueron inducidas a ello por un Poder... "light". Simplemente, no quieren tener hijos, y abortan, o "se cuidan". Y, entonces, ¿cuál de los dos poderes es más efectivo, el duro o el blando? Porque la intención de ambos poderes es la misma: frenar el crecimiento demográfico".  Esto es lo que logra en el mundo y también en la Argentina la revolución gramsciana. Si el poder puede hacerles hacer lo que quiere a los demás, es posible "porque, antes de ello, ha hecho pensar a los demás, como quiere".
Este es el tiempo que nos ha tocado vivir y donde nos toca desarrollar este combate. Retomamos las banderas de quienes nos han precedido, como José Manuel Estrada cuando decía: “Venimos a alarmar conciencias, a despertar dormidos, a reanimar pusilánimes, a enardecer espíritus, a vincular corazones: a disciplinar para las batallas del Señor. Generaciones enteras han escondido la antorcha debajo del celemín. Mientras los creyentes han dormido, el liberalismo ha velado”.
Esto mismo, poner la antorcha bien alto donde puede verse, es lo que ustedes vienen haciendo desde hace 4 años[2] y hay que seguir. Para eso hay que vencer un demonio, que es el demonio del cansancio.
No es un cansancio físico, por eso no depende de la edad. Tampoco es lo que vulgarmente se conoce como el pecado capital de la pereza. Este demonio del cansancio intenta agotar nuestras fuerzas y bajar nuestro ánimo. Es el cansancio de tantos y tantos cristianos sinceros, que nos sentimos, a veces, menos comprendidos por los de adentro que por los de afuera.  Tantas veces nos sentimos sitiados, cercados, despreciados… y aquí es precisamente donde entra el desaliento, que es un enemigo mortal de la virtud de la esperanza.
Después de luchar y mantenerse firmes desde hace cuatro años en esta empresa de marchar cada mes para levantar la bandera de la vida, para decir con todas las fuerzas no al aborto y sí a la vida, ver el estado de avance del mal puede generarnos una cierta desazón o si queremos una suerte de desasosiego y tendencia a abandonar la empresa. Cuando vemos el descalabro y el desastre, cuando vemos que incluso los de adentro, se entretienen en rencillas domésticas y son más generosos en dialogar con los enemigos que en acompañarnos en este sano empeño, podemos vernos envueltos por este demonio del cansancio al vernos solos, embestidos y hostigados.
Sí. Hay muchos que pueden tener la tentación de sentirse cansados. Y los enemigos lo saben, como saben los sitiadores que es cuestión de tiempo el que falten los víveres o que cunda el desánimo, o que algunos se pasen al otro bando, o que otros sean vencidos por sus miedos, o que finalmente falte la munición suficiente para contrarrestar los intensos ataques. En eso precisamente consiste el estado de sitio: que reine la confusión y el desconcierto, para que haga su entrada el desánimo más aterrador y destructor. Entonces es cuando el Enemigo logra el éxito.
Por eso las consignas de San Pablo vienen bien para todo aquel que no quiera dejarse llevar por el desaliento. Dado que somos débiles y flojos, Dios nos guarda para que no desfallezcamos. Este tesoro que hemos recibido, este tesoro de la vida, este tesoro de la fe, lo llevamos en vasijas de barro, es verdad. Y por eso lo que nos falta a nosotros, nos lo pone Dios. No podría desanimarse quien lea estas palabras de San Pablo:
“Este tesoro lo llevamos en vasijas de barro para que se reconozca que nuestro poder es de Dios y no proviene de nosotros. Atribulados en todo, pero no angustiados; perplejos, pero no desconcertados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos”…. (2 Cor. 4, 7-9)
Este asedio no puede durar muchos años, porque nuestra vida es breve. La victoria está garantizada, si sabemos ser fieles y mantener en lo alto las banderas que ahora nos quieren robar. Y esa fidelidad es alabada en el Evangelio: “Muy bien, siervo bueno y fiel: has sido fiel en lo poco, pues ahora yo te voy a constituir sobre lo mucho”.
Digamos con la Reina Isabel la Católica, esta oración que ella siempre repetía antes de hacer algo importante.
Tengo miedo, Señor,
De tener miedo
Y no saber luchar;
Tengo miedo, Señor,
De tener miedo
Y poderte negar.
Yo te pido, Señor,
Que en Tu grandeza
No te olvides de mí,
Y me des con Tu amor
La fortaleza
Para morir por Ti


[1] Discurso pronunciado en la 48ª Marcha por la Vida y la Familia de la ciudad de Malargüe, Pvcia. De Mendoza, el día viernes 1 de agosto de 2014. Celebración de los 4 años ininterrumpidos de Marchas mensuales en esa ciudad.
[2] En la ciudad de Malargüe desde hace 4 años, se realiza ininterrumpidamente una Marcha por la vida, la familia y contra el aborto y todo lo que ataca la familia.

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